Uno de los principales cuestionamientos que hoy
en día nos hacemos los mexicanos y en particular los jaliscienses es: ¿Qué
sigue en los tiempos venideros? ¿Cómo es esa "nueva realidad" de la
que tanto se habla?
Desde antes de la pandemia ya veníamos
arrastrando muchas problemáticas económicas, sociales, ambientales, políticas,
entre muchas otras. Lo que nos lleva a detener el paso, pensar y reflexionar en
torno a ello.
No podemos pensar en una nueva realidad sin
verla desde un enfoque de justicia social, siendo este un requisito
indispensable para asegurar la paz en las sociedades. Se logra cuando se
garantiza el acceso a los derechos fundamentales de todas las personas sin
discriminación, siendo un proceso que debe construirse entre la ciudadanía y
sus instituciones.
El diálogo, en este sentido, se tiene que
ampliar generando espacios de encuentro, discusión y concertación para que la
mayor parte de las voces sean tomadas en cuenta y de esta manera exista una
mayor pluralidad en la toma de decisiones, logrando así un modelo de gobernanza
real y efectivo, instituciones más eficaces y eficientes en su misión y
vocación de servicio a la sociedad, planeando, ejecutando y evaluando las
políticas públicas y programas de la mano de los ciudadanos.
Es entendible que la contingencia haya detenido
a la sociedad en diversos temas, que el aislamiento y la necesidad del no
contacto físico nos ha permitido aprender, innovar y encontrar nuevas formas de
relacionarnos por medio de las tecnologías de la información y la comunicación.
Las instituciones no deben de ser ajenas a estas
nuevas realidades, deben adaptarse al cambio buscando siempre el
profesionalismo en su quehacer cotidiano, capacitando a los servidores públicos
para comprender el papel fundamental y trascendente que la historia les ha
conferido en esta etapa tan difícil para toda la humanidad.
También se necesita de una ciudadanía informada,
crítica y diferenciada que logre detonar procesos autogestivos que resuelvan
problemas comunes y que generen una nueva culturalidad, con capacidad de
orientar e implementar un mundo más pacífico y solidario.
Nos encontramos frente a un escenario complejo,
para ello es preciso vencer humilde y cooperativamente la idea de que la
complejidad es inabordable o qué sólo encontramos caos en cualquier intento de
aproximación a una realidad compleja. Para ello, es necesario identificar lo
más claramente posible el campo sobre el que se trabaja y establecer mecanismos
científicos, académicos e institucionales de relación inter y transculturales;
así como disciplinares, contruyendo propuestas para avanzar paulatinamente y
retomar el rumbo hacia la estabilidad.
Contamos con grandes ventajas – un camino recorrido, encuentros diversos para avanzar en esta vía- que debemos reconocer y potenciar, pero también tenemos obstáculos que hay que deconstruir y desactivar (Muñoz & Molina Rueda, 2010).
Bibliografía
Muñoz, F. A., & Molina Rueda, B. (2010). Una Cultura de
Paz compleja y conflictiva. La busqueda de equilibrios dinámicos . Revista
de Paz y Conflictos , 44-61.
Comentarios
Publicar un comentario